Solo puedo decir Esther Cuadrado Barbería tienes todo mi apoyo. No tengo ni ganas de comentar esta noticia, solo pensad que mañana puede ser vuestro hijo el que tenga que pasar por esto mientras todos permanecen impasibles...
Fuente de la noticia: http://autismodiario.org/
 
Fuente de la noticia: http://autismodiario.org/
El “Martirio” de un niño con Autismo en un colegio de Galicia
Fachada del Centro de Escolarización Infantil y Primaria Salgado Torres de La Coruña
La atención en centros 
escolares a niños con autismo sigue siendo a día de hoy un problema no 
resuelto. Hay casos donde colegios públicos hacen un trabajo excelente, 
hay otros donde hacen lo que pueden, y hay otros donde lo que hacen da 
miedo. De todo hay en la viña del señor. El problema es evidente y nos 
lleva a que el nombre del niño o niña entre en un gran bombo de lotería,
 si te toca un buen colegio ¡Genial! pero como te toque uno malo, tu 
hijo sufrirá las consecuencias.
Pero dentro de este 
modelo perverso hay otra nueva incógnita a la ecuación, las rotaciones 
del personal docente. Es decir, que un colegio puede tener un equipo 
docente de primera calidad hasta que, por motivos complejos de explicar,
 estos profesionales son trasladados a otros colegios, y, nuevamente al 
bombo, a rogar que los nuevos docentes sean competentes. Pues esto es lo
 que le ha pasado a un niño de Galicia, que sacó la bola negra del 
sorteo.
La historia del Martirio de Arturo se remonta 
al inicio del curso 2013/2014, cuando tras las vacaciones de verano se 
reincorpora a su colegio, el Centro de Escolarización Infantil y 
Primaria Salgado Torres de La Coruña, colegio que por cierto es un 
centro de escolarización preferente para niños con TGD. Es decir, que se
 supone que el centro está perfectamente dotado para atender 
adecuadamente a estos niños. El equipo docente ha cambiado con el inicio
 del curso, cosa que a priori no debía tener mayores consecuencias que 
las de acoplarse al nuevo equipo, tal y como a nuestro joven 
protagonista ya le había sucedido en ocasiones anteriores sin mayores 
problemas, ya que el niño asiste a este colegio desde el año 2009. 
Nuestro protagonista tiene autismo, bajo nivel verbal pero alto nivel de
 comunicación funcional. Muy buena relación con sus compañeros de clase,
 ir al colegio le encantaba.
Pero este año las cosas no van a ser como se 
esperaba, no iba a ser un sencillo proceso de adaptación como otras 
veces. Y aquí empieza el particular Via Crucis del niño y su familia.
Arturo empieza a mostrar por primera vez conductas de
 nerviosismo, ansiedad, desorientación, miedo y agresividad justo con el
 inicio del curso escolar. Este hecho alerta, como es natural, a sus 
padres, que sin perder tiempo acuden a pedir explicaciones de qué está 
sucediendo. Porqué el niño presenta estas conductas atípicas en él. 
Inicialmente se achacan estas conductas a un proceso de ajuste 
relacionado con el inicio del curso escolar, a pesar de que esto jamás 
había sucedido previamente. Debido a esta situación el 18 de septiembre 
la familia solicita al orientador del centro un informe de la situación 
del niño. Hay que destacar que la agenda viajera del niño permaneció 
muda hasta el lunes 23 de septiembre, a pesar de que la familia había 
solicitado que la tutora transmitiese la información de qué estaba 
pasando con el niño en clase. A pesar de que las agendas viajeras son 
una vía fundamental de comunicación con las familias.
A su vez la familia descubre que al niño se le han 
retirado los apoyos visuales del aula, ya que la tutora parece ser no 
los consideró necesarios. También se alteró la disposición del aula, la 
ubicación de los materiales de trabajo y en general se cambió de golpe 
todo el entorno del niño. Otro de los puntos negativos son los gritos 
continuados de la tutora, que a pesar de que el niño no soporta los 
gritos, tanto es así que incluso los otros niños y niñas del aula 
presentaban también una situación de miedo y estrés. Obviamente todos 
los alumnos de la clase sufrieron de forma muy negativa esta visión de 
la “enseñanza”, y cuando los padres fueron a reprochárselo, 
sencillamente alegó libertad de cátedra. Postura coherente con su 
actitud hacia los niños, de esa que nos recuerda aquel modelo caduco y 
que pensábamos que ya estaba olvidado de “la letra con sangre entra”. 
Según contaron los propios compañeros de clase a la madre “La maestra grita por todo y te castiga por estornudar y le grita a Arturo”.
A consecuencia del estado de intensa ansiedad que el 
niño presenta y el agravamiento de estos cuadros es atendido de 
urgencias en el Hospital Materno Infantil de La Coruña, donde la 
psiquiatra decide abordar mediante tratamiento farmacológico el estado 
del niño. El informe médico es remitido al centro escolar el día 1 de 
octubre. A continuación el día 3 de octubre se produce una reunión con 
el equipo educativo del centro con el fin de atajar y solucionar este 
problema. Durante unos días, el estado general del niño mejora, se 
reduce su ansiedad y mejora su conducta. Hasta el lunes día 14, donde 
nuevamente el estado del niño empeora.
Se insta al colegio -por parte de la familia- a 
volver a poner los apoyos visuales del aula (los cuales habían sido 
retirados en su totalidad, ya que según al visión de la tutora del niño 
no eran necesarios), también se solicita que se vuelva a dejar el 
mobiliario del aula como estaba y que los materiales de trabajo regresen
 a los lugares habituales, ya que también se había cambiado el entorno 
de la clase del niño, no sabemos porqué motivo. Igualmente se solicita 
que no se grite a los alumnos ni se le grite al niño, que se le hable de
 forma normal, ya que al niño los gritos lo excitan mucho (y al resto de
 niños los también).
A partir del 24 de octubre las conductas son ya 
totalmente explosivas, con ataques de pánico, agresiones a terceros, al 
entorno y autoagresiones. Continuos berrinches, negación a llevar a cabo
 las actividades que el encantaban, cero tolerancia a la frustración,…, 
básicamente un cuadro muy grave.
Debido a esta situación la familia solicitó (en 
múltiples ocasiones) un registro de conductas al colegio, como una forma
 de intentar descubrir el origen de esta conducta. Debido a los 
continuos problemas para obtenerlo la familia acaba solicitando este 
registro de conductas por vía judicial. En este aspecto hay que destacar
 que la familia informó de estos hechos a la Inspección Educativa, al 
Jefe Territorial de Educación, al Equipo de Orientación,…, es decir, que
 había cumplida información de los sucesos a todos los niveles. Y según 
hemos podido averiguar sí se presionó al colegio para que llevase a cabo
 los cambios y adecuaciones que fueran necesarias. Aunque, y a la vista 
de los resultados, el colegio hizo caso omiso a todas las instrucciones.
A primeros de noviembre el colegio entrega el primer 
registro de conductas. Este registro no concuerda con los modelos 
estándar de registros de conducta, ni parece recoger fielmente las 
conductas del niño. Esto es extensible a otros registro de conducta que 
han sido remitidos a la familia y a los que hemos tenido acceso. Sobre 
este aspecto de los extraños modelos de registro de conducta que usa el 
colegio y lo inusual de los sucesos acaecidos en el colegio, y con ánimo
 de poder saber el por qué de estas situaciones, contactamos desde 
Autismo Diario al director del Centro de Escolarización Infantil y 
Primaria Salgado Torres, Don José Fidel Balseiro Gómez, quien declinó 
hacer ningún tipo de declaración, haciendo constar que el centro al 
único que debe darle explicaciones es a sus superiores (Entendemos que 
sus superiores pertenecen a la Consellería de Educación de Galicia), es 
decir, que según la versión del director del colegio, ¿no deben rendir 
cuentas a las familias?. También contactamos con la propia Consellería 
de Educación, y en concreto con el Director General de Educación, que sí
 accedió a atendernos y nos concedió una entrevista que publicamos aquí.
 Todos los intentos por hablar con otros miembros de la citada 
Consellería sobre este asunto en particular han sido infructuosos.
Nuevamente Arturo pasa unos días algo más tranquilo, 
hasta que el viernes 15 de noviembre colapsa de nuevo. Y ante la 
insistencia de la familia a disponer de registros de conducta correctos 
(La cual había sido también solicitada por vía judicial), la madre 
recibe la respuesta verbal de que en realidad no tienen formación para hacer esos registros de conducta.
 Al parecer la formación que la Consellería da a docentes que están en 
un centro de escolarización preferente de TEA no aborda este aspecto, o 
si lo aborda, pues alguien o alguienes no pudieron asistir a los citados cursos de formación. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Toda esta situación explota el día 20 de noviembre. 
Según relata la madre del niño, a la salida del colegio para ir a una 
visita médica, el niño se le entrega a la madre por parte del orientador
 del centro indicando que estaba un poco nervioso. En el servicio de psiquiatría al que acude el niño para su seguimiento es desescolarizado por orden de la propia psiquiatra que lo atiende, donde en el informe dice de forma literal “En
 los últimos meses presenta descompensación conductual con episodios de 
agitación y reacciones explosivas, presumiblemente relacionadas con 
cambios en el colegio”. Cuando la madre acude al colegio para dar el
 informe de desescolarización del niño por motivos de salud, y según la 
versión de la madre del niño, “Al llegar me encuentro al equipo 
directivo y orientador reunidos dentro de un despacho. Estaban hablando 
de lo que había pasado con mi hijo desde las 9 de la mañana hasta las 
11:30 que yo lo recogí. Lo que escuché, requería que hubiesen llamado a 
un servicio médico y a sus padres, y con un poco de decencia cuanto 
menos no haberme dejado sacarlo del colegio sin informarme de lo que 
había pasado, porque se puso en riesgo grave la vida de mi hijo y la 
mía, tuve que hacer grandes esfuerzos para evitar sufrir un accidente de
 tráfico y poder llegar al hospital. No parece de recibo tener a un niño
 en un centro escolar de 9 de la mañana a 11 y media agrediendo a otros 
niños, escapando de aula en aula, abriendo puertas o intentando morder a
 su tutora. Coincidió que oí esa conversación y posteriormente les abrí 
la puerta del despacho para que supieran que estaba allí y se quedaron 
blancos. La libreta de comunicación familia-escuela de mi hijo está 
vacía, y no he recibido ninguna explicación ni llamada del centro para 
preguntar cómo está mi hijo”.
Tras este nuevo y dramático episodio, que ha 
conducido a la desescolarización forzosa por orden médica para evitar un
 mayor sufrimiento al niño, los padres se reúnen con Director General de Educación
 para hacer una exposición pormenorizada de los hechos, donde finalmente
 no se proponen soluciones viables inmediatas, aunque se afirma tomar el
 tema con el mayor interés posible en pro de la protección de la 
integridad física del niño. Obviamente la propuesta de llevar al niño al
 colegio donde se encuentra actualmente la antigua Pedagoga Terapéutica 
que había trabajado con el niño consiguiendo grandes avances es 
rechazada. La familia entiende que el niño no puede ir de colegio en 
colegio siguiendo los cambios de centro de la profesional.
A su vez, cuando la familia presionó con ir 
nuevamente a los tribunales, recibieron una respuesta totalmente 
inesperada “Eso iría en perjuicio del niño ya que la Consellería no 
tomaría entonces ninguna medida hasta existir una resolución judicial”. 
Cuando preguntamos al Director General de Educación sobre este 
particular, negó que esa fuera la postura de la Consellería, a pesar de 
que eso se dijo en su despacho y en su presencia. De la misma forma que 
tampoco sabía que a las familias se les entregaba publicidad comercial 
desde el propio colegio, o tampoco sabía que según quien seas tienes 
derecho a que entre una especialista al colegio. Es decir, demostró que:
 o no tiene buena memoria, o no sabe lo que pasa en la Consellería que 
dirige o que directamente miente.
Hay en todo este asunto algunas claves que es 
conveniente conocer. Por ejemplo: El hecho de que el niño en el curso 
anterior cumpliese con todos los objetivos educativos o que hubiese 
tenido un verano feliz y divertido. O quizá lo más grave, que el colegio
 no ha seguido las pautas e indicaciones que el Equipo de Orientación 
Educativa les dio para abordar este asunto siguiendo la orden explicita 
de la Dirección General, la Jefatura Territorial y la Inspección 
Educativa. Medidas con las que la familia estaba de acuerdo, y que el 
colegio, sencillamente no ha aplicado. ¿Por qué el colegio no sigue las 
instrucciones del EOE? ¿O por qué no son apercibidos por esta desidia 
manifiesta?
Arturo ha vuelto nuevamente al colegio, bajo una 
estricta supervisión médica y con sus progenitores en alerta perpetua. 
Pero sigue presentando cierto grado de ansiedad y miedo. Sigue 
requiriendo el uso de medicación. Arturo sigue en un Vía Crucis 
absurdo. Donde es más fácil culpar a la situación familiar de lo que ha 
sucedido que al propio colegio. A día de hoy no se ha abierto ningún 
tipo de expediente disciplinario a la tutora de Arturo, ni se la ha 
retirado de sus funciones, ni se ha hecho absolutamente nada por cambiar
 a nadie de su puesto. Arturo sigue sufriendo mientras el colegio culpa a
 otros, mientras la Consellería se llena la boca de buenas intenciones 
el colegio no les hace ni caso. Arturo está ya en la Novena Estación del Vía Crucis. ¿Hasta donde creen los responsables de Educación de Galicia que es moral, ético y responsable llegar? Que la Sonrisa de Arturo no desaparezca.
 
 
1 comentario:
buenisimo articulo
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